Šurmanci

E la iglesia de la pequeña villa de Šurmanci, localidad a pocos kilometros de Medjugorje, se encuentra una imagen milagrosa de Jesús Misericordioso.

En el 1990 esta imagen se encontraba en el Santuario de la Divina Misericordia en Trento. Aquí tuvo lugar la milagrosa sanación de Hugo Festa.

Hugo Festa nace en el 1951 y, de joven, se enferma de esclerosis múlitple. Se suman después a esta grave menomación otras terribles cruces: casí a los 30maños la distrofía muscular y la epilepsia, después un grave problema de deformación a la espina dorsal y crisis convulsivas diarias. Esta clavado a una silla de ruedas. Su situación es así desesperada que los médicos le confiesan que no pueden hacer nada. Por este destino tremendo, su rebelión con Dios. Pero Hugo intuye que le queda solo una cosa por hacer: puede solo orar, gritar a Dios. Así el 28 de abril de 1990 va en peregrianción a Roma: lo presentan a Madre Teresa que en esos días se encontraba en Roma. Ella lo consuela y acaricia. Le proponen de andar a orar al Santuario de la Divina Misericordia en Trento, pero él dice que no. Una religiosa del grupo le deja cinco copias de la imagen de la Divina Misericordia y una medalla con la misma imagen.

Así un día después, el 29 de abril, Hugo se hace acompañar a la audiencia del Santo Padre, en el Aula Nervi, con la medalla al cuello y aquella imagen entre los brazos para hacerla bendecir por el Papa, pero con un poco de verguenza porque él no ha sido nunca ni un poco santo. Sobre la escalinata de San Pedro, Juan Pablo II pasa cerca de él. El Papa lo mira, se detiene, bendice la imagen y pregunta a aquél hombre estraño y sufriente: ¿”Cómo está”?. Hugo a este punto se esfoga de toda su desesperación, dice de sentirse totalmente desconfortado y de ser profundamente en crisis. En su llanto está toda su vida de dolor y su rebelión.

El Papa lo escucha, con ternura le sonríe y después le dice: “¿Pero cómo puedes ser en crisis si tienes entre tus brazos a Jesús Misericordioso?” afidate todo a Él y ruega a mi hermana Faustina que interceda por ti”.

Hugo resta tocado de las palabras del Papa. Dentro de él algo ha cambiado. Decide así de andar esta vez al Santuario de la Divina Misericordia, en Trento. Delante a la imagen de Jesús, de tamaño natural, ora por tres días. El cuarto sucede algo inexplicable y extraordinario. Hugo nota de improviso que la imagen toma vida y Jesús le está realmente extendiendo los brazos; siente que todo su cuerpo es atravezado por un calor muy fuerte. Se encuentra de pie con los brazos extendidos hacia el Señor y lo invoca con fuerza. Ve a Jesús venir hacia él, con aquella vestidura blanca que vuela, como con la brisa. Hugo en una fracción de segundo piensa: “¡Dios mío, es el hombre de Galilea. Y viene propio hacia mi!”. No cree a sus ojos, duda, teme de haberse vuelto loco, de soñar. A este punto escucha a Jesús que pronuncia estas palabras: “¡Alzate y camina!”. Y así comienza a caminar. De golpe todas las graves enfermedades que lo afligían desaparecieron, fueron sanadas. De improviso se encuentra físicamente sano como nunca en su vida. En un instante es otro hombre. Para serciorarse corre fuera, está desconcertado pero feliz.

El 19 de agosto siguiente Hugo Festa regresa a San Pedro, a la audiencia del Papa. Viene llevado una vez más hacia él. No son más sus lágrimas de dolor más bien de alegría. Cuenta a Juan Pablo II la inmensa gracia que ha recibido y le agradece por haberle aconsejado, el 29 de abril pasado, de dirigirse a la Divina Misericordia. Desde este momento comienza para él una nueva existencia. Parte como enfermero voluntario para ayudar a la Madre Teresa en sus misiones en India.y África; dedica su vida a la asistencia de los más necesitados, sobre todo extracomunitarios, hasta el momento de su muerte el 22 de mayo del 2005.

El milagro obtenido por Hugo Festa se encuentra en los actos del proceso que ha llevado a Santa Faustina a los altares y confirma la unión misteriosa entre el Papa Wojtyla y la religiosa polaca.

Entre tanto, por petición del arsobispo de Spalato monseñor Franic, la imagen viene transportada a Spalato en ocasión de una importante procesión por la paz, con destino a Medjugorje. Aquí, primero viene colocada en la Capilla de la Adoración y después transferida en la iglesia de Šurmanci donde se encuentra ahora. En esta iglesia, además de la imagen de Jesús Misericordioso, viene custodiada también una reliquia de Santa Faustina.